domingo, 1 de marzo de 2009

La tinta y la red

"La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer"
de Altazor, Vicente Huidobro


Desde hace años algunas voces proféticas o plumas de oráculo previeron la desaparición de la prensa impresa, de los diarios en papel revolución que tan desenfadadamente colorean los dedos con el carboncillo de la nota diaria. Las posibilidades de que esto realmente sucediera, a diferencia de otros pronósticos mortuorios (como aquellos que anunciaban la desaparición de los libros, o de las novelas impresas, por ejemplo) tienen bases más o menos sólidas, y al día de hoy, ya puestas en marcha.

Si el libro no ha sucumbido del todo ante la computadora, se debe en parte a que su contenido rara vez está pensado para consumirse en un tiempo caduco, o bien, la velocidad para trasmitir y actualizar la información no es su objetivo primario. Una novela puede permitirse un estancamiento de 10 años en imprenta sin alterar su valor.

En cambio, cuando el negocio consiste en vender información expedita, la tinta y el papel se antojan decimonónicos, y más aún, costosos. La crisis económica aceleró el proceso. 10 por ciento de los diarios en el gringou se han declarado en quiebra. Por supuesto, hay inversionistas dispuestos al rescate (Slim es hoy el segundo accionista del Times) bajo sus condiciones, y estas exigen la apuesta sobre las nuevas tecnologías.

Cené con una amiga que trabaja en ventas y publicidad de conocido diario y me contó que los tirajes se reducen paulatinamente, y que no llegaremos al 2025 con diarios impresos. La frase me pareció aventurada, pero aún así, me provocó vértigo y suspendí la cerveza para empezar con los tequilas.

Y es que si la Información Minuto a Minuto que ofrecen algunas agencias me pone los pelos de punta, no imagino un panel de segundo a segundo con cincuenta casillas temáticas e imagen en tiempo real.

-Isteri no pinches mames, eso del panel con cincuenta casillas segundo a segundo ya existe, en qué mundo vives. Me dijo la muy maldita y se refinó su caballito de una sentada.
-Chale, pos ya ves, uno que es poeta de a peso, todavía hace versitos con pluma vic o delineador de labios, según sea el caso reina.
-No seas wey, también ya hay maquinitas que te ordenan las palabras y los pensamientos, cuasi que casi te hacen los versos solitos...
-Naaa, te cae?
-Símon Isteri, Así de Barbas.

11 comentarios:

El Rufián Melancólico dijo...

y la poesía ahora consistirá en desordenar los pensamientos que te ordenen las maquinistas? Nomás así de barbas?

Fer V dijo...

Ciertamente, al ritmo que generamos y consumimos información los dias del diario impreso estan contados (y los del libro también, pero a ese todavía le falta más tiempo y sea por nostalgia o por algo más, ese nunca desaparecerá completamente), lo que debería preocuparnos es la calidad de la información, que cada día deja más que desear.

Gina dijo...

Ese man, eres todo un artisto, pensé que hacer poemas con delineador de labios habia quedado consagrado en el pasado, me encantó....cuenta, cuenta, cual ha sido el caso para recurrir a tan poética y finolis técnica. Besos

Anónimo dijo...

Slim huele a caca. Una de la mejores etiquetas en esto de los blogs.

Los libros no desapareceran. (ojalá, con tanta bestia suelta nunca se sabe).

Cynthia Ramírez dijo...

Usté no me se achicopale por tintura de labios no parará!

Débora Hadaza dijo...

pos interesante... en serio has escrito con delineador de labios?

La Rumu dijo...

No se preocupe por esas máquinas del demonio, comandante. Bien decía paz que hay máquinas de rimar, pero no de poetizar.
Y también creo que estamos viendo los últimos años de la prensa escrita, esa frenética información minuto a minuto le comió el mandado, después de todo, nada como permanecer en vilo por las sorpresas de la vida real.

Ricardo Arce dijo...

Uno sólo reconoce al muerto hasta que le ha disparado todo el revolver.

B West dijo...

A LA MADRE, QUE MIEDO ME DA LA TECNOLOGIA!

lo de los periodicos como sea,pero que una maquina te haga los versos eso si mucho meeeeeyo!


muaaa!

Sybila dijo...

Sí. De alguna manera, somos la generación de la transición y por ello, un poco, de la nostalgia por el contenido en el objeto, en el libro, en el papel.

Desde hace un tiempo tengo la sospecha de que la literatura está en otro lado. No sólo delimitada en páginas físicas, más bien como que también corre con la voz y la internet. (procesos que, ciertamente, llevan a experiencias distintas, a recepciones distintas)

Je, los periodicos' no son precisamente 'literatura', es información más 'inmediata' como usted bien puntualizò. Realmente no sè si en el 2025 no habrà màs periòdicos, lo que sì sè es que la experiencia de 'asimilar' la informaciòn serà harto distinta. Tambièn sospecho que la generaciòn que pasa el dìa en las computadoras(y me sumo al rubro) se quedarà ciega màs pronto... pero no sè, Slim se encargarà de hacer aparatejos para que consumamos relatos (noticias, cuentos, novelas) en algùn formato que nos quede bien.

Respecto a los programitas que ya casi hacen los versos solitos, puedo argüir dos cosas:

La primera, que también hay 'muñecos' que interpretan piezas musicales exactamente siguiendo las notas y el compas, para que salga la ejecución 'perfecta'. Pero desde mi nostálgica opinión, lo que se valora de una ejecución es la técnica pero también la apuesta del ser humano que la toca, (las 'equivocaciones', la emoción que deja atrás una nota, dos notas, cinco notas, el sonido de la respiración, la mirada con el rabillo del ojo para una persona que está a lado...)

En la poesía -defiendo nostálgicamente- también se trata de desmenuzar las tripas. Una maquinita crearía versos 'perfectos' pero ¿onde queda el olor, LAS MANOS SUCIAS?

Segunda: puede que lo que dije no tenga ningún sentido, y haya encontrado, con esas maquinitas a las que refiere su amiga, la gallina de los huevos de oro. Habrá públicos, también, para esa 'perfecciòn'. Asì de barbas.


Besos

fgiucich dijo...

Una interesante y acertada visión del mundo que nos espera; a pesar de ello seguiré leyendo mis libros en papel. Abrazos.