miércoles, 10 de septiembre de 2008

No pinche mamen, Isteri está vivo

Ja, claro que Isteri nostá muerto, no pinchen mamen. Yo sí lo vi, echamos verbo y nos reventamos unos tragos en el Covadonga. No era jueves, pudo haber sido lunes, pero no era jueves. Lo se porque en el lugar no había ni una puta teta juvenil, más bien puro colguijo. Jo desuputa madre, nos dimos una botella de Matuzalén y diecisiete Coronas para humectar los humores.
Cabrón loco, bebe discretito pero constante, no para, siempre trae agua en el buche, también siempre trae la palabra a punto de reventarle en el hocico, apenas termina una frase, ya trae dos en fila.
No pinches mames Isteri, le respondía a todo lo que él me platicaba, no pinches mames Isteri, le dije cuando vi las tortas que se había tragado, no pinches mames Isteri, le grité cuando se paró de la mesa e inició una zacapela que ya no entendí si fue por una revolución que ya se perdió, que se está perdiendo o que está por perderse; en cuestión de segundos, lo que antes era calma senil, el jo de su puta madre loca lo convitió todo en gruñidos, sillas voladoras, nudillos sangrantes, carcajadas burlonas, besos robados, violaciones tumultuarias, vítores, porras y porros.
Yo aproveché la confusión para asaltar la barra y retacar el morral de botellas (sólo cupieron dos), mientras el mamón del Isteri se difuminaba entre la bulla y alharaca que antes había iniciado.
Jo de su pinche madre loca, quevastar muerto el pendejo ese, en una de esas le cortan los huevos por andar con pendejadas, pero muerto, no está.