martes, 28 de octubre de 2008

Quiero que Mario Almada sea mi papá



En verdad no lo puedo evitar. Creo que es un asunto patológico. Mi gusto por los malos programas de televisión va en aumento y, con ello, el respeto que me tengo, en descenso.

Encuentro cierto placer morboso al ver pelis mexicanas malechotas, de esas que ni siquiera son predecibles porque los argumentos, o bien no existen, o saltan de un lugar pa otro sin el mínimo orden o coherencia. Me encantan las pelis del Flaco Ibañez, las de Chachita, las de Pedrito Fernández (en especial la de la Mochila Azul, con Lucerito), las de ficheras cuyo comportamiento oscila entre mostrar sus regordetes encantos y bailar interminables rolitas en medio de humo de cigarrillo y dientes de oro; las de terror, que son excelentes porque muestran algo muy cercano al infierno; las de humor sexoso, porque tienen un encanto que a estas alturas es casi virginal; las de Policías y Ladrones, porque desde entonces demostraban que los mexicanos nunca tenemos NI puta idea de quiénes son unos, y quiénes los otros; en fin, el canal De película es uno de mis preferidos.

Pero la cosa no se detiene ahí. Me ha dado por ver Rugbi escocés a las 5 am(es importante verlo en vivo), los uniformes son chingones y los madrazos que se paran aún más, pero la verdad el asunto es patético porque no entiendo ni madres y hasta la fecha no se cuánto vale una anotación (ni me interesa) ni mucho menos se cómo se llama la bola que usan ni cuánto pesa (porque sí se que el balón de fut pesa 430 gr en promedio, no se vaya a pensar que soy un desinteresado de todo, carajo).

Tengo que decir que la enfermedad, el mal, el síndrome; ha sido progresivo. Debí buscar ayuda profesional después de ver completa la tercera temporada de La Academia (aclaro que nunca llamé para votar por mi favorito, pero mis quinielas fueron certeras), cuando comencé a debatir con el Canal Cristiano a las 2 am, cuando disfrutaba la media hora del Doctor Simi.

Mi adicción más reciente, que no descubrimiento, porque lo conozco desde hace harto, es Beibi Ferst TV. Nada como ver contenido especializado en niños de 1 a 3 años. Un móvil de 6 figuras girando incansablemente  durante media hora puede ser todo lo que el universo necesita para configurarse al ritmo de la vida. Así de barbas.