lunes, 20 de abril de 2009

Los versos de cada día

La locura, la muerte y el amor,
¿De cuál de estas tres cosas ha habido más en su vida?
Roberto Bolaño: Espero de todo corazón, que haya habido más amor


La acumulación de Horas-nalga-escritura arroja algo más que versos medianamente escritos o cuentitos regularsones o novelillas publicables. Cuando se practica la escritura de manera constante; mal, bien o regular, pero de manera constante, los folios, los versos, las tramas que se desechan, las estrofas que se malogran, las ideas bosquejadas que se olvidan, son más, mucho más, que aquellas que" llegan a la meta".

A nadie debe espantarle eso. Es un símil de la vida, las cosas que se bienlogran son menores en número que las que se van a la chingada, aunque estas últimas carecen de esplendor y glamour. Pero no deja de asombrarme que la carpeta de "Cuentos buenos" de mi compu sume la cantidad de diez, y la de Basura literaria, algo más de veinticinco. Proporciones similares con la poesía.

Soy un obseso de los cuadernos de notas. En ellos apunto toda clase de ideas, estructuro pensamientos, juego con palabras sin sentido hasta que adquieren un camino viable en la hoja. Muy de vez en cuando siento la necesidad de rescatarlos y mirar con nostalgia las letras del pasado. Hasta el momento, ninguna de aquellas viejas ideas me ha seducido para reelaborarla, redimensionarla o continuarla. No obstante, tienen un valor valoroso e invaluable (debarbas)

Hoy supe que esos cuadernos ya no están conmigo. Algún mudancero guei con aspiraciones de Oscar Wilde tuvo la suerte de hallarlo al fondo de su troca en mi última huída y ahora lee mis versos por las noches; o quizá cayeron, se desfondaron de alguna caja repleta de libros a mitad de la calle y sus hojas se tiznaron y se rompieron y fueron llevadas por la rueda de algún auto (que pensándolo bien, es el destino perfecto para un cuaderno de versos) y luego otro y otro más hasta desaparecer.

Me quedé sin pasado literario. La idea me atormenta pero emociona. Es una excelente oportunidad para echar raíces de nueva cuenta, una excelente oportunidad para mentirme y reelaborarme como contador de historias, como hacedor de versos.

Lo mismo con la vida. A veces uno extravia los cuadernos de viaje, o los olvida a propósito, y empieza a escribir una nueva novela.