viernes, 24 de abril de 2009
La venganza de los puercos
lunes, 20 de abril de 2009
Los versos de cada día
La acumulación de Horas-nalga-escritura arroja algo más que versos medianamente escritos o cuentitos regularsones o novelillas publicables. Cuando se practica la escritura de manera constante; mal, bien o regular, pero de manera constante, los folios, los versos, las tramas que se desechan, las estrofas que se malogran, las ideas bosquejadas que se olvidan, son más, mucho más, que aquellas que" llegan a la meta".
A nadie debe espantarle eso. Es un símil de la vida, las cosas que se bienlogran son menores en número que las que se van a la chingada, aunque estas últimas carecen de esplendor y glamour. Pero no deja de asombrarme que la carpeta de "Cuentos buenos" de mi compu sume la cantidad de diez, y la de Basura literaria, algo más de veinticinco. Proporciones similares con la poesía.
Soy un obseso de los cuadernos de notas. En ellos apunto toda clase de ideas, estructuro pensamientos, juego con palabras sin sentido hasta que adquieren un camino viable en la hoja. Muy de vez en cuando siento la necesidad de rescatarlos y mirar con nostalgia las letras del pasado. Hasta el momento, ninguna de aquellas viejas ideas me ha seducido para reelaborarla, redimensionarla o continuarla. No obstante, tienen un valor valoroso e invaluable (debarbas)
Hoy supe que esos cuadernos ya no están conmigo. Algún mudancero guei con aspiraciones de Oscar Wilde tuvo la suerte de hallarlo al fondo de su troca en mi última huída y ahora lee mis versos por las noches; o quizá cayeron, se desfondaron de alguna caja repleta de libros a mitad de la calle y sus hojas se tiznaron y se rompieron y fueron llevadas por la rueda de algún auto (que pensándolo bien, es el destino perfecto para un cuaderno de versos) y luego otro y otro más hasta desaparecer.
Me quedé sin pasado literario. La idea me atormenta pero emociona. Es una excelente oportunidad para echar raíces de nueva cuenta, una excelente oportunidad para mentirme y reelaborarme como contador de historias, como hacedor de versos.
Lo mismo con la vida. A veces uno extravia los cuadernos de viaje, o los olvida a propósito, y empieza a escribir una nueva novela.
domingo, 12 de abril de 2009
Divagaciones en domingo
Hoy leí un pequeño ensayo de Borges en el cual refuta a Nietzsche sobre la idea del etorno retorno, y de que todo es cíclico en la historia y que tarde o temprano las cosas se repetirán, una y otra y otra vez como un plei list de sucesos que no para de tocarse.
Eso querría decir que nuestro parto habría de repetirse en algún momento del tiempo, y no sólo nuestro parto, sino todas y cada una de esas causalidades que nos hacen ser quien somos, las veces que hemos sentido miedo, amor, placer, odio; cada una de nuestras tragedias y comedias reinterpretándose en el escenario de lo que llamamos Historia.
La idea del tiempo cíclico se basa en la premisa de que la materia es finita, inmensa, pero finita, y que por lo tanto sus interacciones, que son a la vez nuestras interacciones, y las de él y las de ella, tienen un número también finito, enoooorme pero finito, de posibilidades de llevarse a cabo.
El mito es atractivo porque juega con varios arquetipos y lugares comúnes: la reencarnación, la eternidad, la cuántica, la nostalgia (que es el recuerdo sin el estorbo del tiempo), el presente fugaz, etc. Sin embargo, Borges destroza el argumento con frialdad inquebrantable. Dice que dichas posibilidades (del tiempo cíclico) son tan vastas que, aunque concebibles matemáticamente, resultan inasibles para nuestra limitada visión del espacio y el tiempo.
Me parece que la fugacidad tiene su valor. Me atrae más la idea del instante no atrapado, el momento único e irrepetible en que el roce de la Materia (sobre todo si esa materia tiene tus piernas y tus caderas y tu nariz) nos provoca el goce.Todo es instante, tiempo y espacio mínimo; y es através del instante que tenemos memoria y la memoria es nuestro único pasado.
Me amaste por un instante y ahora recuerdas que me amaste toda la vida; lloraste una tarde de lluvia mientras tejías un suéter y una gota se filtró por la ventana y resbaló por tu mejilla, y desde entonces, ese momento inasible se vuelve todos los momentos, y las lluvias en la ventana siempre te ruedan agua por el rostro.
lunes, 6 de abril de 2009
Cruda moral, cruda Lachapelle
Por lo demás, las fotitos rifan pero no me llevaron al éxtasis, un par quizá dos pares me cimbraron por su estética en general; el manejo de colores, el montaje escénico, las expresiones de los modelos; pero no encontré al genio surrealista de la fotografía, al crítico desvergonzado del capitalismo, al ábransechavos porque ya llegó Lachapelle, naaa.
Me gustó esta por los detalles bien chiditos, la cafetera italiana al fondo y dos huevos, a huevo¡.
Despuesito empezó el show. Me fui a comer un chilote en nogada y terminé extrasupermegaborracho, no por el chilote sino por los tequilas y las cervezas con que me desatoré el asunto. Hasta ahí digamos que todo en orden. Salí del lugar como a las 5pm y lo siguiente que recuerdo fue despertar como a las ocho de la mañana en una cama que no era la mía, desnudo de cabo a rabo, medio tapado con una sabanita. De inmediato verifiqué la integridad de mi trasero y billetera: El primero intacto (jeje), la segunda inexistente.
Después reconocí las paredes y el lugar. Casa de una amiga a la que tuve a bien llamarle en mi malacopeo y proponerle acostón. Ella dijo bueno ven, yo fui, tuve el descaro de soplarme un wiski más, desnudarme y quedarme jetón, ohh sí, si se trata de cagarse fuera de la bacinica, ese soy yoooo¡¡¡.
Bueno ya, ora quiero salir a echar trago en lunes, así de barbas.