El amor es un mito.Un cuento gozoso, una narrativa formada por múltiples preguntas cuyas respuestas nunca llegan, porque, o estamos demasiado cegados por los brillos de la historia que nos contamos, o demasiado paralizados por la realidad que nos cayó de golpe.
El amor es un mito, un fantasma que nadie ha visto pero todos han sentido, una cama destendida con la imaginación de cada día. Nos gusta pensarnos en un andén eterno, esperando por siglos el tren de un amor que lleva nuestro nombre, y estamos siempre al pendiente de que no se escape aquel vagón que creemos destinado para nosotros.
Ilusos. Tontos. El amor es la vía, no el tren, y siempre ha estado ahí, marcando el camino que querramos inventarle.
El amor es un mito como todos, con principio y final, con batallas épicas de hombres y mujeres que llevan la simiente del héroe en sus entrañas; con Dioses invencibles y Medusas con cabellera de serpiente y listones de frases vacías.
En toda historia hay un móvil, un motivo. Y en el amor ese motivo cambia con el tiempo. El amor es un mito reciente, antes se llamaba descendencia y poder, mucho antes se llamó placer y necesidad, y quizá cuando ninguno de nosotros estemos se llame subsitencia y añoranza. Nuestros motivos son todos una mentira contada por otros, mamada como canción de cuna, una historia que quisimos creer, porque era el relato jamás contado, el más tentador: la felicidad acompañada por el Otro.
Pero la historia jamás contada, ese mito llamado Amor es tan perfecto... y nosotros tan imperfectos como para ser sus protagonistas.
La ventaja de todo relato es que puede reescribirse, reinverntarse así mismo. Conozco a pocos amores felices. Por qué entonces seguimos contándonos, idealizando las mismas historias imposibles, con los personajes estúpidamente tan perfectos, con los descelances tristemente tan predecibles.
Quisiera voltear de cabeza el mito. Sentarme a escribirlo todas las noches, cómo ésta, cuando el viejo relato se vuelve tan necesario.
3 comentarios:
El amor es además un animal que te come las entrañas, en cuanto te descuidas.
Para los que lo sabemos relato de duración finita, resulta bonito andar en los andenes del amor y de repente pegar un brinco a un vagón que nos lleve a otra estación.
Hace tiempo yo decía que el amor era una máquina descompuesta, ahora no creo que sea una máquina perfecta pero disfruto mucho bajarme para echarle grasa de vez en cuando, sentir los magullones de los durmientes movidos, y los rieles abollados, creo en ese mito porque no es mito, porque es lo que está llevando mi vida a donde jamás imagine, aunque parece que es a ningún lado.
rayos me sacaste lo romantica y volví a discutir contigo sin querer.
Publicar un comentario