domingo, 12 de abril de 2009

Divagaciones en domingo

En el espacio de un dolor
cabe todo el olvido
Juan Gelman

Hoy leí un pequeño ensayo de Borges en el cual refuta a Nietzsche sobre la idea del etorno retorno, y de que todo es cíclico en la historia y que tarde o temprano las cosas se repetirán, una y otra y otra vez como un plei list de sucesos que no para de tocarse.

Eso querría decir que nuestro parto habría de repetirse en algún momento del tiempo, y no sólo nuestro parto, sino todas y cada una de esas causalidades que nos hacen ser quien somos, las veces que hemos sentido miedo, amor, placer, odio; cada una de nuestras tragedias y comedias reinterpretándose en el escenario de lo que llamamos Historia.

La idea del tiempo cíclico se basa en la premisa de que la materia es finita, inmensa, pero finita, y que por lo tanto sus interacciones, que son a la vez nuestras interacciones, y las de él y las de ella, tienen un número también finito, enoooorme pero finito, de posibilidades de llevarse a cabo.

El mito es atractivo porque juega con varios arquetipos y lugares comúnes: la reencarnación, la eternidad, la cuántica, la nostalgia (que es el recuerdo sin el estorbo del tiempo), el presente fugaz, etc. Sin embargo, Borges destroza el argumento con frialdad inquebrantable. Dice que dichas posibilidades (del tiempo cíclico) son tan vastas que, aunque concebibles matemáticamente, resultan inasibles para nuestra limitada visión del espacio y el tiempo.

Me parece que la fugacidad tiene su valor. Me atrae más la idea del instante no atrapado, el momento único e irrepetible en que el roce de la Materia (sobre todo si esa materia tiene tus piernas y tus caderas y tu nariz) nos provoca el goce.Todo es instante, tiempo y espacio mínimo; y es através del instante que tenemos memoria y la memoria es nuestro único pasado.

Me amaste por un instante y ahora recuerdas que me amaste toda la vida; lloraste una tarde de lluvia mientras tejías un suéter y una gota se filtró por la ventana y resbaló por tu mejilla, y desde entonces, ese momento inasible se vuelve todos los momentos, y las lluvias en la ventana siempre te ruedan agua por el rostro.

15 comentarios:

Rafael Merino Isunza dijo...

Instantes que cada vez que se repiten se vuelven irrepetibles.

Débora Hadaza dijo...

orale, nunca te habia leído asi, y esta frase es buena:

ese momento inasible se vuelve todos los momentos, y las lluvias en la ventana siempre te ruedan agua por el rostro.

Carmen G. de la Cueva dijo...

Siempre quise vivir bajo la lluvia. Algo más que quieras preguntarme?

Fer V dijo...

¡Ah! Tan bastos los números y tan frías las matemáticas; las matemáticas que tienen expreciones para lo cierto, lo probable y hasta para la esperanza, tan concretas y sintéticas que ante la evidencia de una simple expresión vemos lo evidente y nos olvidamos de la realidad, nuestra realidad y lo finito de nuestro mundo, lo finito del mundo que alcanzamos a abrazar.

Pudiérase repetir una experiencia o una vida entera, pero tan remoto es, tan grande resulta la brecha de tiempo, de espacio y de vida, que aún si se repitiera la misma conciencia, con tanto tiempo y tanta distancia atrás ¡ya no lo recordaría! ¡Nadie lo recordaría! Y lo viviría, de nuevo, de manera única, irrepetible y personal.

¡A beber! ¡Que el mundo se va a acabar! (En apenas unas decenas de millones de años, pero que importa ¡bebamos!)

Fer V dijo...

¿Bastos? Vastos, quise decir. Y ante la posibilidad de culpar de semejante error al comentarista, que no es poco pendejo, o culpar al idiota que ha puesto la "b" junto a la "v" en el teclado, ¡culpe a quién quiera! Que no es lo mismo, pero no importa mucho.

¡Salúd!

Ashell Oljeto dijo...

... y de nuevo ... Justo en estos momentos de mi vida, recorro una sensación de "eterno retorno" perosnas y sucesos han regresado a mi vida como hace tiempo, igualitos, solo que con unos años de diferencia. Así nomá.
Por eso me encantas, porque pareciera que cuando necesito unas palabras ahi las pones.

La Rumu dijo...

Comandante ya lo leo disfrutando a Borges.
El instante no se repite, sólo el recuerdo y si vuelve el objeto recordado, notas tristemente la distorsión del pasado. Mejor que se queden donde nadie los toca, mejor que esa nariz y esas caderas, no las vea perdiendo forma.

hija de zeus dijo...

Así de barbas: Me encanta tu blog! Besos y nos vemos cuando ya tengas 30... buuu... algo encontraré en Trinidad pa traerte!

Cynthia Ramírez dijo...

Instantes irrepetibles y memoria selectiva son las armas de un hombre sin pasado.

Y claro, también está el tema de que uno recuerda no necesariamente lo que en realidad vivió...

Lilith Reznor dijo...

WOW!!

......

WOW!!

No sólo fue exquisito el texto, rítmico y sabroso, sino que, por más que me esforcé, no le encontré una falta de ortografía!!!

(Créame, por frívolo que le suene el comentario, encontrar un texto limpio es como la aguja en el pajar)

Bravo, bravo, bravo.

Anónimo dijo...

los infiernitos si son ciclicos, creo :s

Sybila dijo...

Pues...que le puedo decir yo.

También creo que la vida se construye por instantes, y que la memoria, en su afàn por no perdernos (o perdernos, es tan bien posible eso)hilvana eso que, aunque pasado, sigue construyéndose.



P.S. Le mando un gran abrazo, hoy, que se hace DON Istérico.

Besos

Anónimo dijo...

Me imaginé la escena del último párrafo y lloré.

Bravo.

La Baronesa Rampante dijo...

Perdón... sin copiar el comentario de arriba... es inevitable leer el último párrafo y no venir a escribir que es hermoso.
Gracias por ese párrafo.

Unknown dijo...

Ay... ese último verso... ay... mi corazón se hizo chiquito

Pff!!

Que hermoso, de verdad!!